Artículos y noticias

En este apartado, hemos puesto artículos o noticias que nos han parecido interesantes tanto por su temática como para reflexionar sobre ellas:



Un matrimonio en paro con dos menores es desahuciado tras una carga policial

Un matrimonio en paro con dos hijos y un mayor a su cargo se queda sin vivienda

La policía detiene a un activista contra los desahucios. / XOÁN REY (EFE)
Cuatro furgones de antidisturbios acudieron esta mañana a forzar el desahucio de una familia en el barrio de Aríns, en Santiago. La actuación de los agentes se saldó con la detención del mediador que Stop Desafiuzamentos había pactado con el mando policial (ya está en libertad), varios activistas identificados y los afectados —un matrimonio en paro, dos menores y una anciana— en la calle. Ni la Xunta de Galicia ni el Ayuntamiento santiagués les han facilitado a las víctimas del desalojo un techo alternativo, una labor en la que hoy por la tarde aún estaban volcados los miembros de Stop Desafiuzamentos Compostela.
Los agentes cargaron contra las personas que intentaban frenar el desahucio y finalmente los residentes en la vivienda aceptaron abandonarla. “La familia accedió a irse cuando vio que nos pegaban”, relata una de las portavoces de Stop Desafiuzamentos. Los activistas pasaron la noche del jueves al viernes acompañando a la familia en su angustia y, desde que la policía llegó a la casa a las 7.20 de la mañana, negociaron sin éxito una salida que evitara dejarla sin hogar. “Hemos hecho todo lo posible para negociar”, afirman desde la organización de apoyo a las víctimas de desahucios.

El solicitante del desahucio de la familia de Aríns no fue en esta ocasión un banco, sino un hombre al que los afectados acusan de estafa. “Una sociedad que legitima como algo justo que una familia se quede sin casa para dársela a un estafador y que las fuerzas de seguridad del Estado intervengan para garantizar ese desalojo es una sociedad enferma”, lamentó el portavoz del BNG en Santiago, Rubén Cela.



El niño maltratado por una pareja ingresó con los ojos morados y quemaduras

 El padre del menor lo dejó al cuidado del matrimonio
El niño de cuatro años maltratado por un matrimonio al que el padre del menor dejó a su cargo, ingresó con los ojos amoratados y quemaduras en los glúteos y en las piernas en un hospital de Vitoria, donde aún permanece internado y está “estable”. Fuentes cercanas a la investigación han desvelado los detalles de este caso, por el que esta semana han sido detenidos los dos miembros del matrimonio acusados de maltrato y lesiones al menor, aunque ambos han quedado en libertad con una orden de alejamiento del niño.
Los hechos se conocieron ayer, pero la investigación de este caso comenzó el pasado domingo, cuando el menor ingresó en el Hospital de Txagorritxu de la capital alavesa.
Según las mismas fuentes, el padre dejó al niño a cargo de un matrimonio con el que tiene una relación de confianza y amistad porque él no tiene domicilio fijo en Vitoria y actualmente duerme en un taller. Además, la madre del menor se encuentra presa en Bolivia. Ante esta situación, dejó al niño a cargo de esta pareja, que el domingo por la mañana le entregó a su hijo encapuchado.
Al quitarle la capucha, el padre descubrió que tenía los ojos amoratados y que además sufría quemaduras en los glúteos y en las piernas. El padre le dio de desayunar y llamó a su hermano y al abuelo del niño, familiares que fueron quienes lo trasladaron al hospital de Txagorritxu de Vitoria. Fuentes de este centro sanitario han indicado que el menor se encuentra ingresado en una habitación de Pediatría, que está "estable" y que probablemente seguirá internado al menos hasta el lunes.
Al conocer este caso se activó el protocolo establecido por la Diputación de Álava y, ante la "situación de desprotección" en la que se encuentra el niño, la institución foral ha asumido su tutela.
La Ertzaintza, por su parte, inició la investigación el pasado domingo al tener conocimiento del ingreso del menor en el hospital con signos de maltrato y diversas lesiones causadas al parecer en fechas recientes. La sección de Investigación de la Policía Vasca instruyó diligencias y notificó los hechos al Juzgado y a la médico forense.
Los agentes continuaron con la toma de declaraciones y con las investigaciones e identificaron a los presuntos autores del hecho, un hombre de 37 años y su mujer, de 36, que habían tenido al menor a su cargo durante las dos últimas semanas a petición de su padre. Los ertzainas iniciaron la búsqueda de los dos sospechosos hasta que el pasado martes, el hombre se presentó en dependencias de la Ertzaintza de Vitoria acompañado por un abogado.
Los agentes lo detuvieron y, tras ser puesto a disposición judicial, quedó en libertad con una orden de alejamiento del menor de 200 metros. Su mujer, acusada de los mismos delitos, permaneció en paradero desconocido hasta ayer, cuando fue localizada y detenida también en Vitoria, tras lo cual fue conducida al Juzgado de Guardia y ha quedado en libertad, también con una medida de alejamiento del menor de 200 metros.
El Departamento de Seguridad no ha dado a conocer los detalles de este hecho pero fuentes conocedoras del caso han desvelado que cuando el padre preguntó al matrimonio de amigos suyos qué le había pasado a su hijo trataron de justificar los moratones de la cara diciendo que se había caído. Respecto a las quemaduras en los glúteos y piernas le explicaron que se los había hecho con un juego eléctrico.

La Ertzaintza ha tomado incluso declaración al pequeño en el hospital en presencia de su tío. Una vez que le den el alta, el niño quedará bajo la custodia de la Diputación alavesa.



Proteger al menor

Debe ponerse fin al embrollo legal que impide registrar a niños nacidos por maternidad subrogada

La Ley de Reproducción Asistida de 2006 prohíbe en España la maternidad subrogada, lo que no impide que cientos de parejas recurran cada año a un vientre de sustitución para poder tener un hijo en algún país extranjero. Son parejas heterosexuales con problemas de fertilidad y homosexuales que quieren tener descendencia biológica. La inscripción en el Registro Civil español de los niños nacidos por este procedimiento ha planteado desde el principio enormes dificultades. Una instrucción interna del Ministerio de Justicia permitió a partir de octubre de 2010 regularizar con ciertas restricciones el registro civil de estos niños, siempre que pudieran acreditar la cobertura legal de la subrogación.
Una sentencia del Tribunal Supremo volvió sin embargo a complicar en febrero pasado la situación. El alto tribunal dictaminó que, puesto que en España no está autorizada la maternidad subrogada, permitir la inscripción de estos niños supondría una burla de la ley. A partir de ese momento los consulados dejaron de autorizar la inscripción. El resultado es que estos niños se encuentran viviendo en España como extranjeros —tienen la nacionalidad del país de nacimiento— y viven con sus padres pero no tienen reconocidos los derechos de ciudadanía, que abarcan desde cobertura sanitaria a los diferentes derechos sociales. Las familias afectadas reclaman con razón una salida al embrollo jurídico, y alegan que no han cometido ninguna irregularidad pues se han acogido a una posibilidad legal en otro país.
Una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos del 26 de junio pasado ha abierto la puerta a una posible solución. Se trata de una resolución contra Francia por una situación muy similar, por lo que es aplicable a nuestro país. Afirma que los derechos del menor están por encima del respeto al orden público legal. La solución parece estar clara: permitir la inscripción de los niños, siempre que el país de subrogación garantice la corrección legal del proceso. La dificultad radica en definir las exigencias de esa corrección legal. La garantiza sin duda EE UU, al que recurren la mayor parte de las familias, pues el proceso se realiza bajo supervisión judicial. Pero en otros países, como Rusia, Ucrania o Tailandia, donde el proceso es mucho más barato, no se dan las mismas garantías. Parece razonable que se exija la máxima corrección, porque eso es lo que garantiza la seguridad jurídica, aunque el control puede ser también de carácter administrativo.


Soy hombre, soy padre


Me llamo Carlos y tengo tres estupendos hijos de 18, 12 y 9 años con los que siempre he intentado ser un padre responsable y cercano. Pero desde el inicio del proceso legal de divorcio en febrero de 2013 no puedo serlo. Un sistema social y legal que privilegia la crianza de los hijos como un derecho casi exclusivamente femenino y que pone bajo sospecha la capacidad de los hombres para ejercer responsablemente nuestra paternidad en un acuerdo justo de guarda y custodia compartida, me aleja cruelmente de ellos en un momento decisivo para su crecimiento. Mientras la Administración judicial, desesperantemente, tarda más de un año en resolver una simple demanda de divorcio, ese sistema me anula como padre, condenándome a conformarme con las “migajas” que se dignan a conceder a los muchos hombres que, como yo, reclamamos seguir siendo lo que, más allá del fracaso de nuestros matrimonios, siempre fuimos: padres enamorados de nuestros hijos.

Soy hombre. Soy padre. Concedámosle a nuestros hijos la plenitud emocional —ratificada por numerosos estudios— de seguir gozando de sus padres después de un divorcio. Es nuestro compromiso como hombres y nuestro deber como padres y es su innegociable derecho como hijos.— Carlos Hernández García. 


Visitas de riesgo para los menores

El derecho de los padres a ver a sus hijos no puede prevalecer sobre su protección
La ONU condenó a España el pasado verano por no proteger a una niña de siete años que fue asesinada por su padre pese a las reiteradas denuncias de la madre, que se había separado del homicida tras sufrir años de malos tratos. Ocurrió en Arroyomolinos (Madrid) en 2003, justo un año antes de que entrara en vigor la Ley Integral contra la Violencia de Género. Desde entonces se ha avanzado mucho en la protección de las mujeres víctimas de maltrato, como reconocía el dictamen de la ONU, pero no tanto en la de los hijos. Sucesos como el que acaba de ocurrir en Asturiasprueban que la seguridad de los menores, 10 años después de la aprobación de la ley, sigue siendo una asignatura pendiente.
El anteproyecto de Ley de Protección a la Infancia reconoce por primera vez a los hijos de las maltratadas como víctimas directas de la violencia machista. Es un paso, desde luego, pero ¿en qué se traduce eso? ¿Qué medidas reales implica en la práctica? El anteproyecto solo recoge una: los jueces estarán obligados a estudiar siempre, y no solo si lo solicita la madre, como ocurre ahora, si deben adoptarse medidas de protección cautelares para los hijos de mujeres maltratadas. Y recomienda que, si se observa riesgo, suspendan las visitas y retiren la custodia al maltratador.
La medida podría ser útil en situaciones como la de las dos niñas de Asturias, cuya madre nunca advirtió el peligro y no se le ocurrió pedir protección para ellas, pero no es suficiente porque elude la cuestión principal, de la que llevan años advirtiendo tanto las asociaciones de mujeres como los expertos en violencia de género: el derecho de los padres maltratadores sigue prevaleciendo en los juzgados sobre el derecho a la protección de los menores. Lo demuestra el hecho de que solo se suspende el régimen de visitas en el 3% de los casos y únicamente se establecen medidas de seguridad para los niños en el 2,2%.
Hace una semana la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, pidió al ministro de Justicia, Rafael Catalá, que establezca protocolos para favorecer la supresión de las visitas y las comunicaciones de los imputados por malos tratos con sus hijos para prevenir así posibles riesgos. Y recomendó que se garantice por ley un examen individualizado del régimen de visita de cada menor afectado por una situación familiar de violencia de género. El PSOE planteó el año pasado algo similar en el Congreso en una proposición no de ley que fue rechazada por el PP, alegando que el Gobierno estaba elaborando normas “más incisivas”, refiriéndose en concreto a la Ley de Protección a la Infancia. Pero no parece que una simple recomendación a los jueces sea más “incisiva” que un protocolo formal.
No se trata de eliminar el derecho de los padres a ver a sus hijos, sino de garantizar que cada caso sea estudiado con profundidad. Mientras persista el estereotipo de que un padre maltratador no tiene por qué ser un mal padre, seguirá prevaleciendo en los juzgados el derecho del adulto sobre el del niño. Más de 800.000 menores se ven expuestos en España al maltrato que padecen sus madres, según una macroencuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas. Medio millón de ellos no solo lo sufren como testigos, sino como víctimas directas. Y alrededor de media docena cada año acaban muertos.



2 comentarios:

  1. Primer paso dado!! ahora solo queda llevar esto de significado y disfrutar haciéndolo!!! Ánimo!!!!

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  2. Cuando leo algunas noticias me hierve la sangre! Supongo que como futuras educadoras nos pasará a todas! Muy buen blog chicas!

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